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"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

martes, 2 de julio de 2013

contemporáneos



Envié por correo electrónico una recomendación a unos pocos amigos de antes, de siempre: escuchen el último disco de Daft Punk, “condensa nuestra contemporaneidad”, algo así les dije. El correo incluía algunas mujeres. Ninguna respondió porque, según sabemos por El oficio de vivir, a las mujeres no les interesa la música, sino que las halaguen ejecutándola. Sólo dos respondieron:  
El gran Walter Alvarez, quien recuerda las noches de El Círculo Italiano, adonde íbamos a bailar en el San Nicolás de mediados a fines de los 70, donde se entraba con carnet de invitado que controlaba el Turco Nasif en la puerta, me escribe: “Mi infancia fue musicalizada con «Martín es el titán». Mi adolescencia con Deep Purple. Mi adultez con Spinetta. The disco music musicalizó mis fracasos en El Círculo. Y sabemos que estamos hechos de la madera de nuestros fracasos”.
También, mi amigo Gustavo Ng, quien me inició en los misterios del santo sudario para luego abandonarme tan pronto como la ciencia señalara que la manta era falsa, escribió: “Entre la chifladura de esos franchutes, que creo que en gran medida hacen música para disfrazarse en los shows en vivo, el exgordito cantado por Los Carpenters devenido en una versión enano de León Gieco, el mulato Obama tratado con el proceso Peter Capussoto y tu hard-to-catch enciclopedismo, he tenido un buen rato”.
De mi esposa me llegó un "Maravilloso!".
Yo les agradezco encantado y condeno el silencio del resto.


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