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"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

viernes, 19 de noviembre de 2010

pan de humo

Hace un tiempo que encontré esta entrada. Me llamó la atención la dedicación, el cuidado con el que los integrantes del blog se dedican a leer los textos, a traducir poemas, a seguir una conversación que, se me hace, no es siempre equitativa, no se realiza siempre con la misma energía de un lado y otro. Marina, quien propone leer al grupo mi poema "Hotmail", escribe:
«Cambié de año en Buenos Aires, en el centro exacto de un viaje que fue, por muchos motivos diferentes, desde su idea inicial muchos meses antes hasta mucho después de su concreción, complicaciones y angustia. Pero me deparó un reencuentro inesperado: casi al llegar vislumbré al pasar por un kiosko un nuevo ejemplar de Dario de Poesía, aquella publicación que seguí con devoción durante años, como les conté en junio del año pasado, y que no sabía que seguía apareciendo (y todavía no sé si dejó de salir y reapareció, o si jamás dejó de publicar aunque yo no lo supiera).
«Como en una leyenda de Bécquer, vi a mi amada al pasar, en un relumbrón de amor a primera vista, pero no pude acercarme a ella, y después, en todos mis días en Buenos Aires, cada vez que pasé cerca de un kiosko (y en Bs As en las zonas céntricas hay más o menos uno por esquina) relojée su interior para volver a encontrarla, sin hallazgo, hasta que, desilusionada, convencida de que la había perdido para siempre, el último día antes de volver a embarcarme la encontré, y, alborozada, la compré.
«Quiere decir que recién empecé a leer mi nuevo ejemplar de Diario de Poesía cuando ya estaba en mi hogar actual, inmersa en el mayor ataque de nostalgia familiar que haya vivido en mi vida. Fue entonces que leí este poema y me impactó. No sé nada sobre el autor, así que acá abajo copio las tres líneas que figuran en la revista. La sección donde aparece este poema es una de las típicas secciones autorales de Diario de Poesía, es decir: una página tamaño tabloide completamente dedicada a un autor, que recoge un conjunto de poemas del mismo seleccionados por alguien de la revista, con dos o tres líneas de presentación del autor, y listo. En el caso de Makovsky su sección se titula "El tío Pedro", y todos los poemas recogidos, hablen de lo que hablen, mencionan al tío Pedro, sin que quede explícito por qué era tan importante este personaje (pero todos tenemos algún tío misterioso, lejano y atractivo, que aparece y desaparece, agregando encanto a nuestra familia). Del poema me impactó mucho la imagen del mensaje electrónico que llega cuando su autor ya ha muerto (cosa que, cuando las cartas tenían que viajar meses para llegar a destino, tenía muchas más posibilidades de ocurrir que ahora, pero nunca lo había pensado); y la impotencia del mensaje cercado por el antivirus: las máquinas que deberían servirnos se rebelan y toman decisiones por sí mismas, y nos quedamos sin escuchar el último mensaje que nos habían dedicado, lamentando el vacío.»

Pienso que es fantástica esa relación con el Diario: los vaivenes de una vida, mudanzas, formación, alejamiento de la patria, todo cabe en unas páginas. Eso, nomás, es todo lo que me satisface leer. Pero incluso hay más.

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