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domingo, 3 de abril de 2011

pequeña historia del mp3

Traduje para el diario digital este artículo titulado “El padre del MP3”, en el que Jacob Ganz y Joel Rose, en la NPR (Radio Pública Nacional de Estados Unidos, cuyo sitio visitamos con frecuencia) trazan una cronología de la historia del archivo de compresión de sonido que cambió para siempre el modo de escuchar música, a partir de la biografía del ingeniero de sonido Karlheinz Brandenburg, creador de la criatura.
Brandenburg fue parte del grupo que le dio nombre al MP3. El Moving Picture Experts Group (MPEG: Grupo de Expertos en Imagen en Movimiento) le dio su nombre al proceso digital de codificación por el cual el audio y el video se comprimen en un archivo lo suficientemente pequeño como para que sea transferido con facilidad. Ese proceso —capa de audio MPEG III— y el archivo resultante —el MP3— están en todas partes hoy día, pero su desarrollo no fue sencillo.
La historia del MP· también es la historia de cómo la propiedad intelectual se transformó en el commodity sobre el que se desataría la guerra más sostenida de internet, y también de cómo el trabajo sobre la innovación puede olvidarse frente a la veloz propagación de la tecnología.
Hoy, Brandenburg es profesor en Ilmenau Technical University del Instituto Fraunhofer para la Tecnología Digital Mediática –la misma organización que apostó al desarrollo del MPEG. La historia del MP3, tal como la relevara el periodista Joel Rose de la NPR, se remonta tres décadas y termina en 1999, en el amanecer de los archivos compartidos a través de la red.

 
Mi primer reproductor de MP3, comprado ca. 2003.

1982: La participación de Brandenburg en el proceso comenzó con su tesis doctoral: la transferencia de datos que, entonces, resultaba imposible por su tamaño. Pensaba en transferir esa información a través de líneas telefónicas. “Imposible, no podemos patentar lo imposible”, le decían.

1986: El progreso llegó con el avance de la tecnología. “Teníamos mejores computadoras —cuenta Brandenburg—, mejores posibilidades de experimentar con música”. La explicación técnica: “Los primeros procesos de codificación se diseñaron para filtrar una señal a través de capas de sonido que podían guardarse o descartarse dependiendo de significancias relativas. Pero el sistema era demasiado estructurado e inflexible. De modo que propusimos un nuevo sistema que explotaría las limitaciones del oído humano”.
“Otros tuvieron la idea de que debíamos usar un sistema psico-acústico acerca de lo que escuchamos y lo que no: a veces lo que escuchamos está enmascarado por otros sonidos. En ese sentido trabajamos”.

1988: Se convocó a un equipo de expertos para International Organization for Standardization (ISO: Organización Internacional de Estándares). El equipo en el que participó Brandenburg se llamó Moving Picture Experts Group (MPEG). Brandenburg dice que un colega, Leonardo Chiariglione, tuvo la idea de que esos estándares podrían ser muy útiles.
En grupos que trabajan sobre estándares hay que lograr consensos acerca de qué es buena idea para crear un sistema. Ese fue el punto de arranque de MPEG. Allí comenzaron colaboraciones valiosas.
La idea original de Chiariglioni era llevar el video al CD-Rom. Esa fue la primera aplicación, pero ya estaban listadas todas las posibilidades de comprimir audio y video. A partir de entonces se dividieron las tareas por capas: la capa I, II, III, que correspondía al audio y era la más compleja y la que mejor respuesta de calidad daba con menos bits.
En esa época trabajaron sobre una versión acapella del tema “Tom’s Diner”, de Suzanne Vega (por la misma Vega), del cedé Solitude Standing. “Pero en nuestra capa habíamos destruido la voz de Vega —cuenta el técnico— hasta que logramos arreglar el sistema de codificación con Jim Johnston de AT&T, hasta que logramos que sonara perfecta y con alta fidelidad. Llegué a escuchar entre 500 y 1.000 veces esa canción y, de hecho, aún me gusta. Luego la vi a Vega cantar la canción en vivo y quedé helado: sonaba exactamente igual a como la escuché en el cedé, que yo conocí en sus detalles más ínfimos, y la hacía igual”.
La versión acapella de "Tom's Diner".

1992: El MP3 es una realidad. La ISO lo incluye como una de las posibilidades de codificar audio. Pero por un tiempo no prendió.
“En los primeros días, en especial en las compañías con alto consumo de productos electrónicos, pensaban que la capa III (Layer III) era demasiado complicada para que tuviese un uso real”.

1993 - 1994: El sistema está en marcha, pero ¿dónde están los usuarios?
“Debimos buscar distintos modos de llevar al mercado nuestra tecnología. Al principio aparecieron compañías como Telos Systems de Cleveland, Ohio. Fueron los primeros en usar el archivo para enviarlo a través de una línea telefónica hacia un estudio, por ejemplo”.
“En 1994 a alguien se le ocurrió que el MPEG Layer III fuese el audio estándar de internet, pero creo —dice Brandenburg— que no teníamos idea de lo que eso significaba”.

1995: Es el nacimiento del MP3.
“Entre 1994 y 1995 identificamos internet como el gran área de aplicación del Layer III. Necesitábamos una extensión del archivo, así que el 14 de julio decidimos que se llamaría «dot (punto) m-p-3» para todo nuestro software de codificación: .MP3. Es su fecha de cumpleaños”.
Y en 2005 hubo una fiesta para celebrar los diez años del MP3.

Internet se transformó en el hogar del MP3. El modelo funcionaría: las herramientas de codificación —que usarían las grandes compañías—, sería caro. Pero las herramientas de decodificación –que tomarían los archivos digitales que usaran el proceso del MP3 y los transformarían en un sonido que pudiese escuchar el sonido humano y usaría el usuario– serían muy baratas.

Winamp fue el primer software de distribución masiva. Incluso la gente de Winamp pagó cánones de patentamiento por derechos de autor”.

1997: Fue el año en el que se expandió el MP3 en el mundo. Antes de cumplir dos años el MP3 encendía fuegos que sus creadores no podían apagar. Es la historia de cómo la tecnología fue capturada y adaptada por usuarios de todas partes, lo que incluye no sólo las raíces de la guerra que desencadenarían luego las grandes compañías musicales contra ese pequeño, amistoso y comprimido archivo, sino los ecos de las razones por las que se desencadenaba la guerra: propiedad intelectual, copyright, tecnología, robo, control y distribución libre de las ideas y productos que llevaron años de desarrollo.

“Incluso —cuenta Brandenburg— la gente usaba nuestra tecnología para guardar música en sus discos rígidos. Y creo que fue en 1997 cuando un estudiante de Australia se ganó un título de grado decodificando software para MP3 de una pequeña empresa alemana. Lo pagó con el número de una tarjeta de crédito robada en Taiwán. Miró el software, descubrió que habíamos usado una aplicación interna de Microsoft, reacomodó todo en un nuevo archivo, lo conectó con partes de Suecia y lo puso a través de una conexión FTP en una universidad Norteamericana con un archivito que decía “Leeme” donde ponía: «Esto es software libre». Destruía así nuestro modelo de negocios. No nos causó ninguna gracia. Además, veíamos que de forma arrolladora la música proliferaba en internet de forma indiscriminada, lo que no era nuestra intención”.
“Tratamos de advertir a la gente de la industria musical de que se adaptaran, y quisimos discutir las posibilidades que había de reaccionar. Quince años más tarde comenzaron a reaccionar, pero a un ritmo muy lento”.

1999 – 2000: Napster se inventó en 1999 e, incluso en esos primeros días lentos, permitía la transferencia de archivos digitales de un disco rígido a otro, sin accidentes geográficos de por medio.

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