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"I don't want to belong to any club that will accept people like me as a member." Groucho Marx en Groucho and Me (1959).

jueves, 25 de febrero de 2010

carta de juan manuel


juan manuel me escribe desde acá nomás, desde la ciudad, esta maravillosa carta que abrevio y acoto a cosas más generales: la lectura de faretta en internet y un viaje a uruguay. hay una sabiduría de juan manuel que se muestra en estas líneas como postergándose, y es ese su mayor logro y mi mayor felicidad al leerlo.
año 2000, protesta de los trabajadores del desaparecido diario el ciudadano y la región frente a la capital, foto de cecilia vallina.


Recibí tu comunicación (también vaya mi agradecimiento) sobre la aparición en la galaxia internet del “maestro a distancia” (le llamo así porque es el único maestro puntual, y espeso, que reconozco; y me gusta pensar la cosa como si hubiera hecho uno de esos cursos que ya no existen de dibujo a distancia, esos que prometían el oro y el moro y las mieles del éxito y olían bastante a chantada pero que eran atendidos por dibujantes buenísimos de historietas a los que aún hoy les tengo afecto). Bueno, de resultas que me pasé una buenas tardes de calor leyendo "lo nuevo" de Faretta (a propósito, ¿ya tenés "la pasión manda"? / como verás estoy dispuesto a seguir con la tradición que impone que me prestes cada libro suyo nuevo). Es verdad que ese relato biográfico que destacás, ese con viejas galerías por lavalle al 1200 (no recuerdo si era así la dirección pero esas galerías que nombra con viejos locales de oficios en desaparición la asocio a las imágenes de la galería que está debajo de "la favorita" donde no hace más de un par de años llevé a reparar la cámara fotográfica "analógica" —y lo hicieron estupendamente—, había zapateros, modistas viejas y venidas a menos, y empezaban a proliferar los locales de tatuajes... /dicho sea de paso valentina quiere hacerse uno.../), estaba muy lindo (otra vez diarios con progresistas y fascinerosos, ¿no?). Aparte del regocijo de esa lectura, empiezo a sentir, saludablemente creo, una especie de hastío por su prosa. Es decir, a pesar de reconocer que el hombre sigue siendo más inteligente que el cretinaje extendido de críticos locales (agentinos, no sólo rosarinos), y que por supuesto toma muchos más riesgos que cualquiera de ellos y que en su obsesión de sentido (y "trascendencia") hay mucho más para encontrar que entre los profetas de una inmanencia eterna e histérica, sin solución de continuidad, y que, por último, me siguen divirtiendo enormemente sus brulotes y animosidades, a pesar de todo esto, digo, me genera resistencia reingresar en ese universo programático y moliente.

(…)
Además, como al gordito de alfonsín, no me va tan mal (si puedo lograr milagros con la guita tengo la firme decisión de hacer algo de natación en invierno por este tema). Estuvimos unos días en Uruguay, fuimos a Salinas (a 40 km de Montevideo), medio río y medio mar, olas no muy bravas pero en compensación aguas no tan frías, lo cual me permitió estar mucho tiempo en el agua (me puesto un poco cagón de frío y en los últimos años estaba un ratito y salía lo cual me disgusta un poco porque me gusta estar en el agua). Salinas lindo, tranqui, había un hotel buenísimo, de película, muy años cincuenta, arquitectura con curvas y puertas mosquitero con mangos de madera y agarraderas de metal, pero se ve que a los tipos le fue mal y lo que habían hecho era vender o alquilar las piezas a perpetuidad a familias de modo que el hotel funcionaba como una pensión de clase media veraneante y era imposible conseguir una pieza. Nosotros estuvimos en carpa, en un cámping con montevideanos de la clase trabajadora, como siempre los uruguayos son infinitamente progresistas (pero al menos lo son por naturaleza y no por esnobismo o acomodo y contumacia como los nuestros). El Ruben (sin acento), de 60 años, trabajador en la industria del calzado hasta el 2001 y después albañil o plomero o lo que fuera (con su mujer vivieron en la argentina en el año 74, lo cual es toda otra historia...) definió, ortodoxamente, a Mugica como "reformista" y de quien no cabía esperar grandes cosas aunque le reconocían algunas mejoras en el sistema de salud (claro, me imagino, los uruguayos como los entrerrianos vivieron un siglo entre caudillejos mediocres y ramplones, allí mugica o tabaré vázquez son reyes, todavía no entiendo cómo los psp no mandan un clon de binner a ER y se alzan con el electorado. Aunque claro, la diferencia que sacaron en Rosario después de usandizagas, peronios, milicos y natales ya se les va gastando, hoy no es la salud sino ciudad ribera su mayor promesa! y la marcha cada vez peor de las cosas, de las que son cómplices, ni siquiera les va a dar para aprovechar demasiado tener Santa Fe creo). Siguiendo, lo de la carpa tuvo lo suyo, asados, piza o fideos con salsa, todo era a la parrilla (no llevé calentador). De regreso hicimos parada en Carmelo, nos hospedamos en una pensión berreta con dueño que se sentaba en la vereda con vaso de vino blanco (el río también es genial) y antes de eso una aterrizada un mediodía soleado en montevideo con parada a comer hamburguesas en uno de esos bares hermosos (aceptemos que los uruguayos son pródigos en ellos) y visión de tipos tomando wisky de parado en la fabulosa barra amarilla con listones de chapa rojos, veía al mozo servirle las medidas y llenando el vaso y a los tipos bien vestidos despacharlos en unos segundos que fue como ver una bellísima película en tridimensión y a un metro de distancia, y las ganas de tomar wisky que me dio no te imaginás...

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